miércoles, 16 de abril de 2008

I

Como es la primera vez que escribo esta columna me parece prudente presentarme: soy Abraxas B., modelo de profesión y ahora escritor por hobby. Podría dedicar todo este pequeño espacio para describirme, ya saben: soy mitad noruego, mitad turco, mitad español, mitad todo; o: mi cabello es oscuro, mis ojos son enormes y verdes enmarcados por grandes pestañas y cejas pobladas; o 110-70-110; pero de eso no se trata, que tampoco soy tan ególatra.

Este espacio me fue ofrecido por mi amigo Abraham para que demuestre que por lo menos un Top Model Internacional tiene el suficiente coeficiente intelectual para expresar sus opiniones sobre cualquier tema, y no sólo para hablar de mis éxitos

Y como esta edición está dedicada al deseo y yo siempre tengo opiniones sobre todo pues me puse a reflexionar al respecto. Aunque debo reconocer que esta reflexión comenzó desde que fui a dar una conferencia a una escuela de modelos de un ex amigo mío. Ya saben, las típicas preguntas: ¿cómo empezaste tu carrera?, ¿quién te descubrió?, ¿qué se siente modelar para las mejores marcas?, ¿cómo cuidas tu perfecta figura, tez, cabello?, etcétera. ¿Pero qué sucede con la juventud de ahora? Yo como mi carrera fue absolutamente accidental gracias a mi impresionante y particular belleza física nunca me pregunté esas cosas. Digo, ¿quién sueña con ser modelo en estos días? A uno lo llaman, se contonea y ya, no es necesario tanto entusiasmo.

Pero hubo una pregunta que si me puso a pensar de no me acuerdo quién. Primero me preguntó que si era consiente del deseo que despertaba en casi todo ser humano que me veía en alguna foto o en alguna pasarela internacional, y luego dijo: “¿Cuál es la persona que más has deseado en tu vida?” ¡Wow!

No requirió de mucho silencio meditativo: Yo. Digo: el deseo más grande que se siente es por algo inalcanzable y ¿qué hay más inalcanzable que la belleza propia? Cielos, por más gay que esto suene es la verdad. No sé, yo le llamo autoestima, otros le llaman ego. Pero lo cierto es que el hombre en el espejo me abruma, aunque no por eso voy a terminar como Narciso, que tampoco es para tanto.

Debo confesar que yo nunca soñé con un espectacular en la quinta avenida, pero cuando lo tuve dije: con razón. Digo, es por eso que los modelos profesionales somos tan deseados, ¿no? Todo ese maquillaje, la pasarela, las luces, la masa corporal infrahumana… En verdad nos hacen lucir como semidioses mitológicos. Vamos ¿cómo demonios vas a vender Armani luciendo como estudiante de Filosofía o a Calvin Klein con cuerpo de antropólogo?, por el amor de Dios.

expresionesabraxas@gmail.com

No hay comentarios.:

eXTReMe Tracker